Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, centrada en la relación causa-efecto

Hay una máxima que como profesionales sanitarios debemos entender y aceptar: no sabemos todo. Es cierto que sabemos mucho acerca de la salud de los individuos, pero queda muchísimo más por aprender de lo que se sabe. Y es que los organismos vivos, y aún en mayor medida, el ser humano son sistemas extremadamente complejos en los que establecer relaciones de causalidad es harto difícil.

Sorprende la facilidad con la que se etiquetan algunas patologías, estableciendo dichas relaciones en base a una descripción del paciente, una exploración física demasiado simple o la relación con una prueba de imagen, sin tener en cuenta que si bien el síntoma suele ser percibido en el cuerpo, la causa última de este síntoma no puede establecerse con seguridad. Lo más cerca que podemos llegar es a un alto grado de probabilidad.

Síndrome

Por el contrario, existe una fantástica etiqueta para explicar aquello que desconocemos con seguridad pero que nos encontramos frecuentemente: SÍNDROME. Para mí, el reconocimiento explícito de que no sabemos bien qué ocurre: conjunto de signos y síntomas que se presentan juntos y son característicos de un cuadro patológico determinado o enfermedad. Signos y síntomas. Nada más. Piensen ahora en los síndromes más comunes que nos encontramos los fisioterapeutas: síndrome de dolor femoropatelar, síndrome de la cintilla iliotibial, síndrome del piramidal, síndrome del desfiladero torácico… ¿Cuál es la causa del dolor anterior de rodilla? ¿y del dolor lateral de la misma? ¿del dolor que aqueja el paciente en la cara posterior del muslo y, por qué no, la pierna? ¿de la sensación de pesadez, adormecimiento y dolor en todo el brazo? Demasiadas preguntas para ninguna respuesta. ¿Acaso alguien se ha encontrado alguna vez una radiculopatía lumbar dolorosa en la que no duela la salida del nervio ciático a su paso por el piramidal? Yo nunca. ¿Es el piramidal la causa del dolor? Desde luego, nunca podré saberlo a ciencia cierta, pero sólo con esta información será imposible siquiera acercarse a la respuesta.

¿No podemos, por tanto, ayudar a los pacientes con un problema etiquetado como síndrome? En absoluto, por supuesto que podemos ayudar a la mayoría de estos pacientes, pero necesitamos modificar nuestra forma de pensar: centrada, al menos en el caso de los fisioterapeutas, en la existencia de una relación causa-efecto en la mayoría de presentaciones clínicas. Como se ha indicado, dicha relación es imposible de establecer a ciencia cierta pero, la modificación de algunos parámetros permite, al menos a corto plazo establecer un procedimiento terapéutico lógico que nos acerque a la resolución del problema o al menos permita al paciente manejarlo mejor. Imaginen un dolor en la cara anterior de rodilla que reproducimos durante la realización de una sentadilla sobre una pierna (single squat) y que mejora con la adicción de un vendaje para medializar la rótula: no nos indica que la rótula sea la causa última del problema del paciente, pero sí que con una estrategia de movimiento consistente en la medialización de la misma el paciente puede obtener alivio o incluso la resolución completa del cuadro, siempre que las estrategias de carga sean lógicas y adaptadas.

Recuerda: Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, centrada en la relación causa-efecto