Recientemente leí un artículo sobre la diabetes y tendinopatía de Aquiles. La relación entre las dos entidades está ampliamente estudiada y es evidente. Hay consenso en que la diabetes es un factor de riesgo en el desarrollo de una tendinopatía aquílea. Sin embargo, este estudio daba una vuelta y relacionaba los cambios en el tendón con la aparición de las habituales úlceras por presión en el antepie propias de la diabetes.

La hipótesis de los autores es que una posible desorganización del tendón en pacientes con una diabetes, compatibles con una mayor rigidez de la unidad miotendinosa pueda ser un factor predisponente para el desarrollo de estas úlceras por presión.

Los investigadores encontraron una mayor desorganización y calcificaciones en el tendón en los pacientes con diabetes que en los sujetos sanos. Aunque no midieron directamente la rigidez del tendón, los hallazgos parecen ser compatibles con una disminución de la misma. En consecuencia, consideran que este puede relacionarse de alguna manera con una sobrepresión en el antepie y la aparición de las lesiones.

Estudios posteriores han observado cambios en el tendón de aquiles en pacientes con tendinopatía de aquiles.

Discusión

La tendinopatía es una afección de los tendones que cursa, en la gran mayoría de los mismos, con una degeración del propio tendón. Esta degeneración es frecuente y no se asocia, en principio, con la aparición de dolor e impotencia funcional. La degeneración del tendón recibe el nombre de tendinosis. Si en algún momento aparece dolor e incapacidad, recibe el nombre de tendinopatía. Puesto que la mayoría son reactivas sobre una tendinosis, es evidente que va a existir una degeneración del tendón cuando es fuente de dolor. Lo contrario, es poco probable.

La diabetes, por contra, es una enfermedad metabólica con importantes implicaciones sobre diversos sistemas y tejidos corporales. El tendón es uno de ellos. El sistema nervioso también se ve afectado por la alteración metabólica y, aunque la afectación es variable, cursa con la pérdida de conducción. Cuando esto ocurre, el sistema nervioso es incapaz de realizar sus funciones con normalidad: informar del estado de los tejidos y cuidar de ellos, liberando una serie de sustancias que ayudan a su mantenimiento.

En consecuencia, los tejidos soportan peor la carga y se vuelven más frágiles. La diabetes se relaciona con cambios entre otros en el tendón y el sistema nervioso, que pueden condicionar la capacidad del propio tendón y de la piel que sufre la sobrepresión. La relación es menos lineal de lo que parece a simple vista y aunque habrá que tratar tanto la tendinopatía como el propio pie, controlar el factor predisponente (la diabetes) parece esencial para un buen manejo de las dos circunstancias.

Una dieta adecuada es esencial. La práctica regular de ejercicio aeróbico y contra resistencia de intensidad media y elevada es importante para provocar cambios en el metabolismo y mejorar la capacidad del músculo como reservorio de glucógeno. Los ejercicios de alta intensidad se pautan, por tanto, en relación al metabolismo y a la capacidad de asimilación de carga del tendón, lo que enlentece aún más la progresión.

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