La intensidad de dolor inicial es un factor pronóstico de cronicidad. El dolor es una entidad compleja que afecta a aspectos sensoriales (intensidad del dolor), emociones (cómo hace sentir el dolor) y cognitivos (qué significa para el paciente). Cuando se consideran los factores pronóstico, se les presta mucha atención a los factores psicosociales:

  • Firme creencia de la existencia de un daño estructural.
  • Tendencia a un estado de ánimo bajo y abandono de las actividades sociales.
  • Miedo al movimiento y evitación.
  • Altas expectativas en terapias pasivas y un marcado locus de control externo.

Sin embargo, los factores psicofísicos, como la localización desproporcionada del dolor o su intensidad rara vez se tienen en cuenta, a pesar de que pueden ser determinantes.

Algunos estudios

En el año 1987, Donald Gore y sus compañeros publicaron el resultado de un estudio en el que hicieron un seguimiento de pacientes con dolor cervical durante más de 10 años. Aunque la mayoría de los pacientes mejoraron con el paso del tiempo, un tercio de ellos continuaban con un dolor moderado o severo. Los que habían tenido algún tipo de lesión traumático y un dolor de alta intensidad tenían más probabilidades de continuar con dolor a los 10 años. No hubo relación entre el dolor a los diez años y ninguna otra variable. Ni siquiera entre daño estructural y dolor. La única variable que relacionaba con una mayor persistencia de dolor fue la alta intensidad inicial del dolor.

Diversos artículos y revisiones sistemáticas han mostrado que el dolor de alta intensidad se relaciona también con peor pronóstico en pacientes después de un latigazo cervical, incluso a los 12 meses. Michelle Sterling observó que la hipersensibilidad mecánica generalizada y al frío a nivel cervical eran factores pronóstico. Además, estos cambios sensoriales aparecen antes de un mes de evolución, por lo que se puede reconocer relativamente pronto un paciente con mal pronóstico.

En el año 2014, Moisés Giménez Costa, Carlos Castaño y yo mismo, presentamos un póster en el III Congreso Internacional de Fisioterapia y Dolor sobre el valor predictivo de la alodinia (dolor ante estímulos que no deberían producirlo). La conclusión es que la alodinia es, efectivamente, factor de mal pronóstico del resultado de una cirugía, migraña, lesión medular y dolor neuropático.

Parece también que, en el caso de Síndrome de Dolor Regional Complejo (antes llamado algodistrofia de Sudeck) la alta intensidad de dolor inicial después de una fractura puede ser un factor que predisponga al desarrollo de la patología. Según Lorimer Moseley, se puede considerar que un dolor de más de 5 sobre 10 de media en los dos días previos es una bandera roja en este sentido.

Conclusión

La alta intensidad del dolor inicial es un factor de mal pronóstico en cuanto a la evolución del paciente. En consecuencia, es conveniente controlar en la medida de lo posible esta variable, recurriendo a la ayuda de otros profesionales sanitarios si es necesario.

No hay que olvidar los tests psicofísicos (dolor, localización del dolor) como factores pronósticos. A veces, incluso por encima de los factores psicosociales, e igualmente desligados del estado de los tejidos. Además, en ocasiones, son la representación perceptiva de los factores psicosociales: los pacientes que presentan una hiperalgesia generalizada después de un latigazo, son los que más distrés han tenido.

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