Durante el verano se puso de moda un artículo en el que se establecía una relación entre ejercicio físico y salud del disco intervertebral. En este artículo se valora la altura del disco en relación a la del cuerpo vertebral y la intensidad de señal en una derivación T2 de la resonancia en sujetos jóvenes que practican baseball, baloncesto, futbol, natación, kendo o atletismo (running). Se observa que la salud del disco es mejor especialmente en los jugadores de baloncesto y futbol.
El propio autor, observó en otro estudio que los sujetos que corren tienen mejor salud del disco que aquellos que lo hacen en menor medida.
Observaciones
El volumen de entrenamiento y la duración de la carrera deportiva, por un lado, y la alta velocidad de carrera por otro se asocian con una peor salud del disco. El esquí también se asocia con una mayor degeneración del disco, aunque no se relaciona con una mayor prevalencia de dolor lumbar.
Visto así, parece evidente que el ejercicio físico es beneficioso para el disco intervertebral pero… cabe considerar algunos aspectos importantes:
- Los estudios son observacionales, no permiten establecer una relación de causa efecto. El autor es consciente de ello y así lo referencia en los artículos. Es posible que se practique deporte sólo por el hecho de tener un disco en mejores condiciones y no al contrario.
- Existe una relación entre la salud del disco y el dolor lumbar, pero no es una relación tan lineal como cabría esperar. Lógicamente, un disco sano es difícil que sea fuente de dolor, pero un disco con mala salud no se asocia necesariamente con dolor y, en el caso de que exista, puede estar relacionado con otras estructuras. En relación a este punto, puedes leer las dos revisiones sobre hallazgos fortuitos de imagen en sujetos sanos y relación entre hallazgos de imagen y dolor lumbar de Brinjikji.
- Puedes pensar que correr mucho pero a un ritmo bajo, jugar a futbol o baloncesto mejora la salud del disco, pero es fácil caer en un sesgo: no encontraron la relación (o al menos no tan evidente) con el baseball, natación o kendo. El resto de la literatura no es concluyente tampoco al respecto.
Consideraciones
Algunos tejidos presentan una capacidad de mecanotransducción (la capacidad de convertir un estímulo mecánico en unas propiedades del tejido favorables) escasa: aquellos con un metabolismo lento. El disco es uno de ellos. El cartílago articular y el tendón (este último en menor medida) tampoco tienen una alta capacidad para conseguirlo. En consecuencia, cuando las alteraciones de estos tejidos son clínicamente relevantes, la evolución de la lesión suele ser lenta.
Sin embargo, aunque la capacidad de mecanotransducción de estos tejidos es escasa, sí es importante:
· El grosor del tendón y la cantidad del colágeno que lo forma acaba por determinarse durante la adolescencia y es altamente dependiente de la carga a la que haya estado sometido hasta ese momento. En relación a la salud y capacidades del tendón, este es un motivo para que los chavales estén muy activos durante la infancia.
· El grosor del cartílago articular disminuye cuando no es sometido a carga. Se ha visto tanto en el espacio exterior en condiciones de ausencia de gravedad y en sujetos inmovilizados.
En el caso del disco intervertebral, se ha visto que también es capaz de responder al estrés mecánico compresivo. Tiene lógica, en la medida en que el disco se alimenta gracias a la difusión de nutrientes a través del platillo intervertebral, a través, entre otros de un gradiente de presión. La capacidad de asimilar la carga depende en gran medida de su estado previo y de las condiciones bioquímicas. De manera que un disco degenerado será menos capaz de adaptar. Considerando probable que la ausencia de estrés mecánico condicione también un deterioro del metabolismo del disco, puede condicionar su capacidad de adaptación. En conjunto, parece que un estímulo mecánico continuo pero no excesivamente intenso es beneficioso para el disco.
Inferencias personales
· Por analogía con otros tejidos con algunas características similares en cuanto a la respuesta a la carga (en este aspecto también hay diferencias entre los tejidos expuestos) y por los datos de las diferentes investigaciones, parece que, efectivamente, el disco responde al estímulo mecánico. Parece también que, en el caso de que el ejercicio y el estrés pueda mejorar sus capacidades de carga, es antes de que empiece la degeneración del disco. Esto es, en todo caso, durante la infancia/adolescencia, como en el caso del tendón. Si es así, más allá de la adolescencia el disco no mejoraría sus composición, como en el caso del tendón.
· Considerando que biológicamente, las estructuras evolucionan para soportar los estresores a los que comúnmente son sometidas y que la ausencia o disminución extrema de la actividad física es un hecho relativamente reciente, es posible que el disco no haya adaptado completamente a esta disminución de movimiento. No se trataría en este punto sólo de la sedestación que teóricamente aumenta la presión sobre el disco , sino la ausencia de movimiento, que condiciona el metabolismo y las características bioquímicas del mismo.
· Considerando estos aspectos, ¿no sería mejor realizar la pregunta en sentido inverso, por la vía negativa? Si esta es la normalidad del disco y es poco adaptable (podría considerarse si lo es antes de la adolescencia), ¿sería posible que el disco no mejorase con la actividad, pero sí empeorase significativamente en ausencia de estrés mecánico? Algunos estudios apuntan en esta dirección.
Conclusiones personales
Considerar la cuestión desde una perspectiva negativa (no es el ejercicio lo que beneficia el disco, sino la ausencia de movimiento lo que lo perjudica), bajo mi punto de vista, ofrece diversas ventajas:
· La evidencia es más congruente: el baloncesto, futbol o el atletismo a intensidad no muy elevadas suponen un estrés mecánico de intensidad media que permiten la difusión de nutrientes y mantener la salud del disco. Los ejercicios excesivamente intensos y la ausencia de movimiento pueden perjudicarlo al superar las capacidades del disco o no alcanzar el estrés suficiente como para satisfacerlas.
· A nivel clínico, pone de manifiesto la necesidad de mantener un nivel mínimo de actividad, no necesariamente reglada ni controlada. Cualquier ejercicio es mejor que no moverse, sirve el futbol, baloncesto, atletismo, danza, caminar, bailes de salón, natación. Supone libertad para moverse… así que hay que ir con cuidado con los mensajes que se les da al paciente respecto al movimiento excesivamente controlado. Cuidado también con los ejercicios muy intensos.
En Moviment i Salut nos dedicamos al tratamiento de los desórdenes de la columna vertebral. Nos preocupamos por entender la patología para poder tratarte con las máximas garantías. También atendemos por vía telemática.
Molt be, Artur!
Compateixo plenament les teves conclusions. En aquesta direcció de raonament val la pena inssistir, penso.
Salut!
Francesc
Gràcies Francesc,
de vegades ens compliquem amb explicacions complexes, quan la cosa és més simple que tot això.