Ten en cuenta la fisiología básica de los tejidos y respeta los tiempos de recuperación.

No exagero demasiado si digo que prácticamente todo el mundo se ha lesionado alguna vez: un esguince jugando al deporte de equipo favorito, una rotura muscular durante el frenado al controlar un balón o al realizar un esprint, una tendinopatía al modificar drásticamente el volumen o tipo de trabajo, o una fractura tras una caída fortuita durante la última salida con la bicicleta.

Tampoco exagero cuando digo que casi todo el mundo es consciente de que el fisioterapeuta puede ayudarle en esta situación… y lo cierto es que el fisioterapeuta se encuentra cómodo tratando estas lesiones, pues el tratamiento se basa en dos principios básicos muy simples:

  1. respeto por el tejido en cuestión y adaptación de la carga y
  2. volumen de trabajo según la fase de recuperación.

Pero, ¿de qué depende la capadidad de recuperación del tejido? Para que un tejido cure o cicatrice (según la fisiología de cada uno) necesita de tres factores imprescindibles: inervación, células y aporte sanguíneo. Vamos a desarrollar cada uno un poquito más:

Curación tejidos

Inervación: el sistema nervioso envía información desde y hacia los tejidos a los que inerva. De esta manera, es responsable de la sensibilidad relacionada con la piel, músculo o hueso. También de la contracción muscular, así como también de la regulación de la homeostasis: piloerección, sudoración, vasodilatación… De esta manera, el sistema nervioso es parte importante de la regulación del metabolismo de las estructuras inervadas. La sección completa de un nervio provoca la degeneración de estas estructuras, provocando una ausencia de sensibilidad, pérdida de fuerza y atrofia muscular y alteración de las funciones autonómicas. El sistema nervioso es, por tanto, un pilar básico no sólo en cuanto a la información referente al tejido, sino también en cuanto a su salud. ¿Alguien podría poner en marcha un rescate cuando no es consciente de la existencia del naufragio?

Células: Tejidos con una alta tasa metabólica recuperan más rápidamente, pues las células juegan un papel muy relevante en su recuperación. De alguna manera, las células son los albañiles que fijarían las proteínas necesarias para la regeneración tisular. Un tendón, con gran cantidad de tejido conectivo pero comparativamente pocas células no es capaz de regenerar rápidamente. El músculo o la piel, por contra, son tejidos con muchas más células, más irrigación y una tasa metabólica más alta y sí cicatrizan con más rapidez.

Irrigación. El aporte sanguíneo es imprescindible para la recuperación tisular. Lógicamente, la sangre aporta todos los nutrientes necesarios para la consecución de una buena cicatriz. También elimina material de desecho de la zona afectada. En definitiva, limpia la zona y aporta material para su reconstrucción.

De los tres aspectos citados anteriormente, el fisioterapeuta puede modificar  con facilidad y en gran medida, la cantidad de sangre que llega a los tejidos, mediante las estrategias de movimiento y ejercicios activos correspondientes. La adaptación de la carga a cada una de las fases de recuperación y tejidos, será otro factor clave para que las fibras de colágeno se alineen de manera adecuada y la cicatriz resultante sea más eficaz, pero esto ya depende de cada uno de los tejidos.

Recuerda: ten en cuenta la fisiología básica de los tejidos y respeta los tiempos de recuperación.

Para saber más:

Evans P. The healing process at a cellucar level: A Review. Physiotherapy. 1980 Aug 14;8(66):256–9.

Gifford L. Aches and Pains. 2014. 1 p.